Y cada día amanece
Me levanté a las siete, como cada mañana.
Rutina. Desayuno. Ducha rápida. Me vestí.
Amaneció, como cada día.
Y salí a trabajar, tu ausencia desconocía.
Te fuiste así. Sin avisar.
Un día soleado de enero,
respaldado por la luna más redonda y perfecta que jamás había visto.
“Es ley de vida…”
“Polvo eres y en polvo te convertirás…”
“Hay que dejar paso a las nuevas generaciones…”
No hay consuelo a nunca más oír tu voz,
a jamás volver a abrazarte,
a no recibir otro sermón sobre lo que es correcto o no.
Mientras asimilo todo esto, otra vez sale el sol.
Y cada día amanece, haciéndome más fuerte.
Me lo has puesto difícil hasta el último día de tu existencia.
Y cada día amanece, y cada día pienso en ti.
¿Dónde estarás ahora?
“El señor es misericordioso, todo lo perdona” – me dicen.
Reencarnación. Cuerpo. Cielo. Luz. No hay nada.
Noto que a veces me miras desde ahí arriba,
aunque otras te siento a mi lado escuchando mis sordos pensamientos.
Formas parte de mí, porque soy parte de ti, papa.
Sé que estás aquí y allá,
como todos los que se van,
y, sé que no volverás.
Y cada día amanece.
Y ahora solo me queda tu recuerdo, tu sonrisa y tus momentos testarudos.
Mi corazón se estremece, apenas respirar puedo,
Desconsolada, un día más supero.
Y cada día amanece.
El sol sale,
se pone resplandeciente y me reta a pasar una jornada más.
Y cada día amanece.
Y el sol y tu, me recordáis que la vida es dura e injusta,
que he de ser fuerte.
Y mamá me enseña que he de seguir sonriendo,
que la vida continúa, y brilla el sol.
Y me río recordando cómo bailabas o cuándo nos ponías los vinilos de Boney M
y sorprendentemente de Julio Iglesias también.
Un amasijo de recuerdos, historias y fotos.
Sobre todo fotos, inmortalizadas imágenes.
No sé cómo voy a vivir esta vida ahora más injusta,
No sé cómo luchar contra esta pena,
No sé cómo el sol sale cada mañana,
pero así lo hace.
Y cada día amanece.
Guapa, para hombro y sonrisa nos tienes. Un besote y un abrazo apretado en estos momentos.
Muchas gracias Asun. ¡Eres un sol!
Poco a poco, haciéndome a la idea… ¡Un abrazo!